
Fue un recorrido que poco le faltó para las dos horas (siguiendo toda la línea roja), al principio el río (o como dicen mucho por aquí la ría) tenia un terreno más bien pantanoso, poco profundo y con mucho fango en las orillas. Conforme fuimos acercándonos al mar, el río se fue ensanchando y el agua haciéndose un poco más clara.
Desde el kayak tenés un panorama totalmente diferente que no obtienes desde ninguna carretera, cerca de donde pasa el río está el Castillo de Arteaga y se deja ver con un fondo de montañas verdes increíble, sacado de cualquier película épica.
Conforme seguimos bajando llegamos a un astillero, que no se si aún fabrican barcos pero la cosa es que estaba allí, ya aquí teniamos agua totalmente transparente que hasta nos dejaba ver el fondo, que no era más de 2 metros, eso si que con lo helada que estaba el agua, volcar el kayak o tirarse a bañarse no era para nada una opción.
Para terminar el día que había sido totalmente productivo, fuimos a San Juan de Gaztelugatxe, un lugar que me han recomendado todas las personas de aquí desde el día que puse un pie en Mondragón. Es un islote con una iglesia antiquísima en la cima, hay que subir unas cuantas escaleras para poder llegar hasta allí, lastimosamente las escaleras están en obras de reconstrucción y no pudimos llegar, eso sumado que a la hora que llegamos ya no había mucha luz de día (era pasadas las 6pm) así que tocará regresar en un futuro.
Todo esto fue hace un par de semanas, pero entre tareas y exámenes no me había quedado tiempo de escribirlo, hay que mencionar que se supone que he venido a estudiar... pero como para todo hay tiempo, también hay que ir por allí conociendo un poquito. Ya para terminar, no me canso de decir ¡que bonito es el País Vasco!