domingo, 5 de octubre de 2014

Santuario de Arantzazu y Aitzkorri


La aventura de esta vez es un poco más salvaje que las últimas, esta vez nos fuimos a escalar una de las montañas más conocidas del País Vasco. Empezamos llegando a Oñati, una ciudad vecina de Arrasate, de allí tomamos un autobús hasta el Santuario de Arantzazu, que está en la cima de una montaña. Al llegar a Oñati hacía sol e incluso se podía sentir un poco de calor, pero ya una vez llegamos a esta parte un poco más alta, ya se sentía mucho más heladito con un poco de viento.
Aqui nos tocó esperar un poco ya que tocó partir el grupo para caber todos en el autobús, así que aprovechamos para sacarnos un par de fotos y comer un pancito para agarrar fuerzas para la caminada que nos esperaba.

Una vez nos reunimos todos, empezamos la travesía por el bosque y todo hacia arriba y arriba. Todo el camino es a través de un bosque precioso, parece salido de una película, sobretodo el misticismo que le transmitía el frío y el susurro de los árboles al compás del viento; definitivamente muy encantador. 
El camino no era para nada corto, ya habíamos caminado un buen tramo y yo sentía que nunca llegábamos, eso si, conforme seguíamos subiendo el paisaje se tornaba cada vez mejor. Ya he subido un par de volcanes en El Salvador y el camino no es tan exhaustivo, o no se si estoy demasiado fuera de forma y por eso lo sentí así, pero las pendientes eran muy inclinadas y largas; pero luego de un poco más de dos horas, por fin logramos llegar a la cima de la montaña con una vista espectacular.


Aquí tuvimos tiempo para almorzar y recuperar fuerzas para poder hacer el recorrido de bajada. Para conocer un poco más nos regresamos por un camino diferente, aquí no había tanto bosque si no que veníamos por otra montaña. Aquí vimos muchas muchas ovejas y unos caballos ¡enormes!

Como ya veníamos hacia abajo, el camino requería un poco menos de esfuerzo y fue mas fácil llegar de vuelta a Arantzazu. Llevabamos un timing tan justo, que tan pronto llegamos estaba por salir el último autobús que llegaría hasta allí ese día. Llegamos de vuelta a Oñati y luego de regreso a Arrasate, con un dolor de pies descomunal, pero con una sola cosa dándome vueltas en la cabeza... 
¡Que bonito es el País Vasco!

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