miércoles, 10 de septiembre de 2014

Llegando al País Vasco, sobreviviendo una semana sin Internet


"Atención pasajeros del vuelo 6342 con destino a Madrid, vamos a empezar el abordaje con el grupo A en la puerta número 7"... Creo que hasta el momento en que escuche estas palabras empece a hacerme la idea de lo que estaba por empezar, una nueva aventura en España con muchos nuevos retos por enfrentar.

Así empezaba todo, en la fila 9 (que por cierto no tenía ventanilla) en el único momento emocionante de un vuelo, la carrera para el despegue... Eran poco más de once horas las que tenía que esperar para llegar a Madrid. En retrospectiva, no fue un vuelo tan agotador, claro no es como volar de El Salvador a Guatemala pero no me sentí tan maltratado a la hora de llegar. La comida no estuvo para nada mal y pues logre dormir bastante, no tuve que sacar el ipad para leer, jugar o ver las películas que llevaba; y tan pronto me puse a ver la película del avión caí dormido, al parecer todas las vueltas que tuve que dar a última hora antes de salir, me cansaron lo suficiente para dormir en el avión.

Ya luego de un par de medias horas de dormir y eso pues ya pasaron a servir el desayuno, y cuando alguien abrió la ventanilla me di cuenta que ya había amanecido... Ya la emoción y las ansias por llegar aumentaban. Una vez aterrizamos en Madrid, adiós sueño y adiós cansancio, todo era la pura emoción de volver. Aprovechando las 7 horas de conexión que debíamos esperar, nos fuimos con Rolando a dar una vuelta por el centro de la ciudad.

Desde el aeropuerto sale un bus que te deja justo en la Puerta de Alcalá, de allí para allá fue de sacar cámaras y puras fotos. Nos fuimos caminando a Sol y ¡hacia un calor terrible! En eso que logré ver un termómetro, 38°C y yo con dos camisas... Ya se imaginarán como me sentía.

Luego de tomarnos un par de fotos aquí y allá nos fuimos a buscar los siempre queridos y amados 100 Montaditos... Wow si que tenía muchas ganas de volver a comerlos y sin faltar con una Kas de Limón para dar un severo golpe a la nostalgia de los tiempos gaditanos.

Ya luego de eso fue de empezar a buscar el camino de regreso al aeropuerto, no quería perder mi vuelo a Bilbao por alguna trabazón o por perderme en el aeropuerto. El vuelo salió retrasado, y creo que no duró más de 25 minutos, yo caí exhausto tan pronto alzó vuelo, y me despertaron cuando el avión comenzó a descender.

Las maletas tardaron un poco en salir, pero gracias a Dios cero problemas para sacarlas; mientras esperábamos a que salieran nos encontramos con una compañera colombiana que también se iría con nosotros en el taxi. Ya al salir nos esperaban con un cartelito de la Universidad de Mondragón, y lo primero que note al salir del aeropuerto fue lo fresco que estaba, contrario a Madrid, en Bilbao hacia unos 20°C quizás.

En cuestión de una hora llegamos a Mondragón, y ya que venía de noche pues no pude ver así como que mucho; eso si, todo es muy verde por acá. En el piso ya nos esperaba la dueña, luego de saludar y darme una muy ansiada ducha me fui a dormir, muy cansado, pero contento de por fin haber llegado al destino.




Por ahora tengo un tanto difícil el acceso a internet en mi casa, porque con los trámites ha tomado un poco de tiempo que lo instalen, pero ya que vivo a menos de 5 minutos de la universidad, ir a la biblioteca por un rato de wifi es muy sencillo. Cuando logré resolver el tema del internet voy actualizando con las nuevas aventuras de por acá.

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